Posted by : Joel miércoles, 1 de enero de 2014

CAPITULO IV
Hafitz paso cuatro días en Belén sin haber podido vender el manto pasando por diferentes rechazos, disgustado al pensar en su fracaso pensando que la profesión de vendedor no sea para el, luego al pensar en Lisha y en su padre sus dudas desaparecieron de su mente y volvió a emprender la tarea asignada para la mañana siguiente.
Durante la noche del día siguiente, vio una cueva con una luz, entonces decidió ir en silencio para tratar de descubrir al ladrón; pero al entrar en la cueva se encontró con la sorpresa de que había una pareja un joven de barba y una joven con un recién nacido en brazos, con la única protección de las mantas roídas de su padre y de su madre, Hafid sintió tanta tristeza que decidió regalarle el manto viendo que su ropa era escasa para dar calor y proteger de la humedad de la cueva al recién nacido y decide ir donde su bestia y donde estaba el manto que debía vender para envolver al recién nacido que estaba dormido  que debía de vender a aquel niño, y aunque tuviera que regresar con las manos vacías nada le iba a quitar la sensación de bienestar que se produjo en su interior cuando la madre del niño le dio un cálido beso de agradecimiento.
De regreso a Jerusalén ve fijamente una estrella encima al mismo tiempo que sus ojos se llenan de lágrimas.
CAPITULO V
Hafitz regresa a Jerusalén sin  haber vendido el manto, a lo lejos llegando donde estaba la caravana  Pathros lo ve llegar, al verlo que lo acompaña la luz de la estrella, se da cuenta que esta en presencia de una señal del cielo y con esto Pathros queda convencido que Hafitz es el nuevo dueño de los 10 pergaminos.

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