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- El Vendedor más grande del Mundo. Og Mandino. CAPITULO III
Posted by : Joel
miércoles, 1 de enero de 2014
CAPITULO III
Era invierno, encontrándose en el monte de los Olivos ,
descansaba la inmensa caravana comercial de Pathros, dentro de su
tienda observa al joven Hafith en la entrada, Pathros le hace señas para
que se acerque, Pathros ha considerado a Hafith, su cuidador de los
animales, como su hijo.
Pathros le pregunta a Hafith cual es su pedido y que le de los
fundamentos de su pedido, pensando Pathros que estaba agobiado por la
creciente caravana que había ido aumentando con la cantidad de animales,
pero Hafith solo le pide ser uno de sus vendedores, y su fundamento es
que con frecuencia ha oído decir que no hay ningún negocio ni profesión
que ofrezca más oportunidades para elevarse por encima de la pobreza y
alcanzar grandes riquezas, que la del vendedor.
Sintiéndose capaz de serlo ya que conocía a uno de sus vendedor (
Caleb ) considerado un tonto, pero que había conocido los principios y
las leyes del arte de vender , se pregunto pregunta ¿no puedo yo también
adquirir este conocimiento espacial?
Pathros sospecha que el pedido de Hafith era solo por la
ambición de tener dinero e insiste en preguntarle por que quiere
convertirse en un vendedor exitoso, hasta que Hafith sonrrojado con la
cabeza en bajo le confiesa que conoció a la hija de Calnel, Pathros se
da cuenta que era por el amor de su futura mujer Lisha, y no por el
simple amor a las riquezas, entonces comienza a instruirlo en el arte de
generar ventas.
“—Ah sí, ahora sí que surge la verdad. El amor, y no los nobles ideales, ha cambiado a mi
camellero en un poderoso soldado dispuesto a combatir al mundo. Calneh
es un hombre muy rico. ¿Su hija y el camellero? ¡Nunca! ¿Pero su hija y
un mercader rico,joven y bien parecido…? Ah, eso sí que es otro asunto.
Muy bien, mi joven soldado, te ayudaré para que comiences tu carrera de
vendedor.
El joven cayó de rodillas y se aferró del manto de Pathros.” (Pag 15).
Pathros da los primeros concejos y advertencias,
“—En primer lugar, debes demostrarme a mí, y especialmente
debes demostrarte a ti mismo, que puedes soportar la vida de un
vendedor, porque no es una carrera fácil la que has elegido.
Indudablemente, muchas veces me has oído decir que las recompensas son
grandes, si uno alcanza el éxito, pero las recompensas son grandes solo
porque son muy pocos los que alcanzan el éxito. Muchos sucumben a la
desesperación y fracasan sin comprender que poseen ya todas las
herramientas necesarias para adquirir una gran riqueza. Muchos otros
hacen frente a los obstáculos que se erigen en su camino con temor y
dudas y los consideran enemigos, cuando en realidad estos obstáculos son
amigos y auxiliares. Los obstáculos son necesarios para el éxito,
porque en las ventas, como en todas las carreras de importancia, se
alcanza la victoria solo después de muchas luchas e incontables
derrotas. Y sin embargo cada lucha, cada derrota, acrecienta la destreza
y la fuerza, el valor y la resistencia, la habilidad y la confianza, de
manera que cada obstáculo es un compañero dé armas que te obliga a ser
mejor… o a abandonar la empresa. Cada desaire es una oportunidad de
avanzar; si uno huye de los obstáculos o los evita, habrá echado a
perder el futuro.”
Hafitz es encomendado a vender un valioso manto en la ciudad de
Belén, para ponerlo a prueba y para que comience su nueva vida de
vendedor, Pathos le dice;
“—No pondré a nadie para que ocupe tu cargo hasta que regreses. Si
descubres que no tienes estómago para esta profesión, lo comprenderé y
no debes pensar que te ha ocurrido una desgracia. Nunca te avergüences
de emprender algo aunque fracases, porque aquel que no ha fracasado
nunca, no ha intentado tampoco nada. A tu regreso te interrogaré
largamente respecto de tus experiencias. Luego entonces decidiré de qué
manera continuaré ayudándote para que tus sueños estrafalarios se
cumplan.”
“—El fracaso no te sobrecogerá nunca si tu determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa.”.