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Posted by : Joel
sábado, 4 de enero de 2014
Había una vez en el año 1.850 un hombre llamado: Eduard, aquél se la pasaba sentado en un
sillón mirando tristemente a la ventana, era un hombre de poco hablar, nunca se sabía en qué
estaba pensando, desde que había muerto su mujer Trinidad se había vuelto cerrado, vivía en
una interminable depresión y se había aislado de la sociedad. Lo cierto es que su mujer Trinidad
fue atacada por un vampiro llamado Eneas, aquel monstruoso ser vivía enamorado de aquella
dama de cabello rizado y ojitos brillantes cual melodiosa voz endulzaba a todos a su alrededor. Cierta noche
en que ella paseaba por el bosque él la atacó y la convirtió en un ser de noche, en un ser oscuro, en todo
menos en la hermosa y amorosa Trinidad que alguna vez su marido Eduard supo conocer.
Esta nueva compañera de Eneas mató a un sinfín de personas, hasta que un día un grupo de hombres de ese
pueblo la rodeó y gracias a una estaca lograron acabar con ésta, y para asersiorarse de que no quedara
ninguna esencia negativa la rociaron con agua bendita y le colocaron en el cuello un collar de ajos y la tiraron
al mar, el cuerpo fue arrastrado por el oleaje hasta perderse y no verse nunca más. Desde ese entonces
Eduard nunca volvió a ser el mismo, no era ya aquel hombre simpático, esperanzado, alegre y comprometido
con la vida que todos recordaban de aquel entonces. Y esa noche, ese 14 de febrero de 1.850 recordaba a su
amada con su foto sobre su regazo llenándola de lágrimas de dolor y de bronca, él no pudo salvarla de las
garras de Eneas, no pudo protegerla de su mala influencia y no pudo hacer nada cuando su esencia
desapareció y menos cuando su cuerpo fue atravesado por esa gran estaca de madera y su corazón dejó de
latir para siempre … Y sumergido en sus pensamientos no notó la sombra amenazadora que se erguía atrás
suyo, una sombra de muerte y maldad, Eneas en persona lo vino a visitar, él amaba enloquecidamente también
a Trinidad y vino a vengarla, siempre creyó que Eduard tenía la culpa, que si no se hubiera fijado en éste
quizás podría haberlo visto a él y ver el gran amor que le tenía tras la dura imagen y acusaciones de muerte
que se le dirigían.
A su vez Eduard también sentía que todo era su culpa, y esa angustia no lo dejaba vivir. Eneas le tocó el
hombro, Eduard ya se había dado cuenta que estaba tras de él: “Matáme” le dijo con un hilo de voz al
vampiro, Eneas mirándolo dura y fríamente le dijo que no, que él no merecía morir, Eduard se da vuelta y lo
mira atónito a los ojos y Eneas le dice: “Vos no te merecés la muerte, merecés la vida eterna convertido en lo
que más odiás, sufriendo por toda la eternidad” Entonces lo muerde y aquel alarido resonó por todo el pueblo
en lo oscuro y silencioso de aquella frívola y horrosa noche … En ese mismo pueblo en el año 2.010 una
mujer de delicadas facciones y tan extraño mirar arribó, su nombre: Elizabeth, una noche en la estancia vio a
lo que parecía ser un hombre acurrucado en un rincón con una botella de vino y llorando sin cesar, ella se le
acercó tímidamente mas no temerosa a preguntarle qué le sucedía y el hombre sin mirarla se levantó y
marchó. Pero ya había alguien que se había percatado de su presencia y era Eneas, el padre de todos los
vampiros, el ser nocturno inmortal, y en Elizabeth descubrió un gran parecido a Trinidad, desde ese entonces
se obsesionó y enloqueció, Elizabeth debía ser suya a toda costa. Le mandaba cada noche una carta, y
presentes durante el día, sabía todos sus movimientos, lo que hacía y lo que no hacía. Eduard se dio cuenta de
ésto, y éste también notó en esa mujer un gran parecido a su difunta esposa, desde aquel día que fue a
preguntarle qué le pasaba lo notó, sin embargo su dolor fue más fuerte como para responder palabra alguna.
Siquiera podía emborracharse, botella de vino en mano y tomar, tomar, tomar, pero sólo le causaba nauseas
pero no mareo, un vampiro no come ni toma, si ingiere esas cosas sólo le causa nauseas. Sin embargo por
más parecido que tuviera a Trinidad no era la misma, ni sus manos, ni su boca, ni sus ojos, ni su mirar.
Además Trinidad era alegría pura pero Elizabeth era seria y muy serena, casi que aún con su gran belleza
pasaría desapercibida para cualquiera, para cualquiera menos para Eduard y para Eneas.
Igual éso no le importaba, ya no le quedaba nada en la vida, siempre se recriminaba que por su culpa su
amada se había ido para no volver, y quería reunirse junto a ella pero su miedo a morir era tan grande que
jamás salió a la luz del sol,en parte también porque muy en el fondo él sentía que se merecía sufrir y que su
destino debía ser áquel marcado por Eneas …
Pasaron dos años, la última carta de Eneas decía: ´Dulce y bella Elizabeth, sueño cada día con vos y mis
noches son tan largas que pierdo la razón, sólo quiero verte un segundo, dale esa alegría a mi corazón, a las
12 de la noche en el bosque te demostraré mi amor.` Esa noche ella fue, inquieta por saber quién era su
amante anónimo de hacía más de dos años, pero sin perder esa característica calma que era tan propia de
ella. Eneas apareció, y lo recordó, Trinidad estaba ahí, de espaldas viendo la luna llena cuando él la atacó ¿
Es que acaso Elizabeth correría con la misma suerte que Trinidad ? Entonces ella lo vio, él se preparó para
atacar pero Eduard vino corriendo, ¡ La vino a salvar ! Juntos huyeron, ella más que nada confusa y
arrastrada por un Eduard desesperado. Él fue a socorrerla sin entender porqué, ella lo reconoció, era áquel
borracho desalineado e indiferente de la estancia hace tiempo atrás. Él sólo le pidió que se fuera de ese
pueblo, le dijo: “Blanchester no es lugar para ti por favor vete” Ella indignada y sin entender nada pidió
explicaciones, no se marcharía sin un porqué. Él desesperado le explicó todo, los motivos de su tristeza, la
maldad de Eneas que envolvió a su antigua esposa y que él no pudo hacer nada por ella, y su gran parecido
con ésta y por ende la obsesión de Eneas por ella, alucinando ver en su imagen a la difunta Trinidad,
creyendo estar enamorado de ésta y tratando de convertirla para tenerla junto a él por siempre. Eduard le
contó de su angustia, de sentirse culpable por ello, pero le dijo que ya el pasado no se podía cambiar
entonces salió de él el decir que no íba a permitir que le pasara lo mismo que a su ya muerta Trinidad y que
el presente y futuro se pueden cambiar … Ella dubitativa lo miró y vio en sus ojos una profunda tristeza, él le
explicó que ahora es uno de ellos, pero que no es como Eneas: él jamás mató a nadie, y aunque su instinto
pedía sangre él no íba a permitir que lo controlase.
Ella decidió irse de una buena vez por todas de Blanchester, al día siguiente íba a partir de allá, tomó un
barco pero de pronto el mar se agitó, la gente desesperada tras ver que el barco podía volcarse en cualquier
momento alareaba sin cesar, empujándose los unos a los otros, Elizabeth vio una sombra negra en el mar, el
barco se hundió, y ella se hundía y ahogaba y tuvo una visión del cuerpo de una joven ensangrentada con un
collar de ajos hundiéndose en el mar, de pronto esa joven estaba enfrente suyo, ella ya estaba perdiendo el
conocimiento y le dijo: “No dejes que te pase lo que a mì”, despertó tirada en la arena, a orillas del mar, sin
saber qué había pasado, caminaba por aquel bosque, uno de los tantos de ese enorme pueblo, y de repente una
sombra la atacó, dejándola paralizada, Eneas cubierto con una capa se aproximó hasta ella, Eduard que venía
siguiéndolo entendió que la única manera que terminara todo ésto era acabar con toda la maldad del rey de
los seres nocturnos, cuando Eneas íba a convertirla, ansioso de poseer a Elizabeth, Eduard que estaba
refugiado sobre una manta la deja y corre velozmente para luchar contra Eneas, quien lo expulsa con uno de
sus poderes por los aires, Eduard sin pensarlo se pone de pie y se arroja una y otra vez contra el vampiro,
incinerándose por el sol, Eneas empieza a reir malévolamente, y Eduard cae casi inconciente al suelo,
Elizabeth corre hacia él, y él ve en ella a Trinidad, Elizabeth era casi igual, él llora y le dice que gracias a
ella recobró la esperanza, que nunca hay que darse por vencido, porque uno puede cambiar las cosas, que su
mujer terminó arrastrada por el mar, muerta aquella mujer que alguna vez amó y seguía amando con todo su
corazón y le pidió a Elizabeth que no pierda la esperanza, que no se deje vencer, que Eneas no gane, porque
“es un monstruo de pura maldad” y le dijo que la esperanza es lo último que se pierde que siga adelante, que
no se deje vencer. En ese momento muere.
Eneas en milésimas de segundos la toma a Elizabeth y la transforma, Elizabeth recordando las palabras de
Eduard le quita la capa a Eneas que empieza a incinerarse, clamando desesperadamente por su capa y
gritando fuera de sí: “¿¿¿ ELIZABETH POR QUÉ ME HICISTE ÉSTO ??? ¿¿¿ POR QUÉ SI YO TE
AMABA ??? ¿¿¿ ELIZABETH ??? ¿¿¿ TRINIDAD ??? ¿¿¿ POR QUÉ ??? “ Y Elizabeth le contesta: “Porque
la esperanza es lo último que se pierde, y vos no tenías que ganar y yo no me íba a dejar ganar porque tengo
fe y soy una persona esperanzada” … Ese día Eneas murió, y su reinado de maldad se acabó, y desde ese
entonces a Elizabeth jamás se la vio, pero tengo la esperanza de que estará bien porque
LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE …