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- DOS AMIGOS, UNA PAREJA, UNA RELACIÓN…
Posted by : Joel
sábado, 4 de enero de 2014
¿Qué queda fuera cuando me focalizo en las diferencias? Hoy un amigo me dio una clave importante para construir una relación: trabajemos juntos en lo que nos une y no en aquello que nos distingue. Ambos asistimos a un taller de escritura, y diríamos que él es un narrador de acción y yo, una narradora emocional al momento de escribir ficción.
Ambos tendemos a detenernos en algún aspecto, recurriendo al movimiento o a la emoción, para describir un mundo de significados, que para cada uno puede resultar apasionante, sin embargo, lo más probable es que para el lector no lo sea. Si hay mucha descripción de acciones, como él decía, una sucesión continua de movimientos detallados no se sabe muy bien a qué vienen, y lo que se desea es saltar el párrafo.
Lo mismo ocurre si lo que se cuenta una y otra vez gira en torno a una misma situación emocional. Los detalles sensoriales y perceptivos terminan por abrumar. Aunque en ambas formas narrativas el punto de vista sea diferente, se trata de la misma situación: sumergidos y absortos en nuestra particular manera de ver el mundo. En esa polaridad que somos mi amigo y yo nos une entonces la misma tendencia. De alguna manera es como si nos quedáramos prácticamente colgados en significados que son únicos y ricos para nosotros. Tanto, que queremos dar todo tipo de detalles. Sin embargo, eso deja fuera al lector.
Por ese motivo, hemos decidido aprender del uno del otro, comprendiendo que en esencia hacemos lo mismo, aunque estemos situados cada uno en un extremo de la narración. Lo mismo ocurre en una relación, ya sea de amistad o de pareja, en donde una de las partes tiende a dar más valor a su mundo interno de sensaciones y sentimientos, conectando con significados que necesitan ser expresados y acogidos por el amigo; mientras que la otra parte se centra en aquellas acciones que tienen un valor de resultado o de eficacia. Aquí lo importante es conectar con recursos que nos lleven a una acción que resuelva lo que está pasando. Lo que tienen en común es que ambos han dejado fuera la comunicación.
Esa actitud de incluir al otro que sólo es posible si no existen dudas sobre uno mismo. Si éstas existen lo que se produce es una confrontación, donde las posturas se radicalizan en ataque y defensa. Se justifica un combate donde cada lado saca su artillería para seguir encubriendo las dudas y el miedo.
Entonces el otro empieza a ocupar más espacio y nos sentimos extorsionados o invadidos. Las personas que dan prioridad a los sentimientos perciben y proyectan desamor. Y las que dan prioridad a valores y acciones, perciben y proyectan una invasión de su territorio.
Los primeros se sienten apabullados y los segundos manipulados. Sólo estaré en disposición de aprender del otro si la tendencia predominante la he asumido como una fortaleza y hay una disposición verdadera a incorporar la otra visión. Ese otro lado que muestra mi compañero. Y resuelvo aprenderlo al darme cuenta que además de potenciar mi fortaleza, me equilibra. Ese paso es fundamental.
Mientras se produzca una sensación de fragilidad en las dos partes, o en una de ellas, la comunicación y el encuentro esta negado. Es algo evidente cuando discutes con tu pareja, o con un amigo. Da paso a la agresión y la autodestrucción. Descubramos esta semana lo que nos une.