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- Culpable soy yo
Posted by : Joel
domingo, 5 de enero de 2014
¡Culpable soy yo! Diría una canción del cantante venezolano José Luis Rodríguez “El Puma”.
¿Tu pareja te ha hecho sentir culpable alguna vez? ¿O tú
a ella? ¿Por qué lo hacemos?
Entender como opera nos ayudará a eliminarla de nuestras vidas.
¿Qué es la culpa? Básicamente es sentir que tú
eres responsable por tus desgracias y las de otros.
En la pareja, ambos gustan de crear relaciones en las que ambos se hacen
sentir culpables.
Es cuando se crean relaciones destructivas. Ambos se critican, pero sienten
que se necesitan.
¿Por qué sucede esto? Es porque ambos tienen baja autoestima.
Y como la culpabilidad controla a la otra persona, eso hace sentir segura
a la persona que hace sentir culpable a la otra.
Pero esto es un remedio pasajero a la verdadera enfermedad: una sensación
de baja valía.
Es por eso que, cuando dejas a una de estas personas, parece desesperada
por regresar contigo ¡hasta te amenaza! Es porque eras su esclava
o posesión que lo hacía sentirse valioso. Hacerte sentir
culpable, eliminaba el importante trabajo interior de encontrarle el sentido
a su vida.
Tu eras esa “distracción” que le hacía olvidar
su inseguridad.
Hay personas que no se sienten cómodas con el silencio, porque
las confronta con sus necesidades espirituales. Hay quien, inmediatamente
al abrir los ojos en la mañana, tiene que prender la radio para
escuchar ruido.
También, quien prefiere ver televisión o escuchar su estereo
a todo volumen para no escucharse a sí mismo. Es una distracción
que hace olvidar la inseguridad y soledad interior.
Yo era inseguro y tenía baja autoestima. Y me sentía cómodo
utilizando un poco el sentimiento de culpabilidad con mis novias. Me hacía
sentir “hombre” porque las controlaba. Me gustaba que cumplieran
mis deseos.
Tomé conciencia clara de mi inseguridad cuando tuve una novia
excepcionalmente guapa y atractiva. Era una chica que, por ser de provincia,
era más natural, sencilla y franca que las chicas promedio de la
ciudad.
Me di cuenta que era imposible controlarla con las mismas estrategias
que a mis otras novias. Y me pregunté ¿Cómo puedo
hacer que esta chica tan hermosa siga a mi lado si no la puedo controlar?
Y me confronté directamente con mi inseguridad ¿Y si encontrara
a un chico que le guste más que yo?
Me di cuenta que no tenía confianza en mi mismo. No confiaba en
que mi verdadera persona tuviera las cualidades para enamorar a una chica
tan bella.
Sabes? He aprendido que, a veces siendo el hombre más caballero
y detallista del mundo, no conseguía el amor de una mujer.
Y a veces, sin proponérmelo y siendo yo mismo, una chica se quedaba
cautivada por mi. Y yo ni idea por qué, si no había hecho
nada extraordinario, solo ser el que siempre soy en el día a día.
Me di cuenta que el amor es caprichoso y que no depende 100% de mi. El
amor es una obra maestra a dúo.
Depende mucho de la subjetividad, experiencia y expectativas de la otra
persona también.
Cuando tengo una nueva novia, no dejo de sentir un poco de inseguridad,
de si puede encontrar a alguien que le guste más que yo y me deje.
Pero inmediatamente lo controlo. Me relajo y soy yo mismo. Siempre he
dicho que si tu pareja no está convencida de estar a tu lado…
hay que dejarla ir.
Por eso ya no me preocupo. Si sigue a mi lado… es que va a ser
la definitiva. Si por alguna razón ella cambia de parecer o yo,
sabré que no era la chica para mi. Y estoy tranquilo, porque a
lo mejor la siguiente si es la buena.
Bueno, después de haber tenido a esta chica de provincia, mi siguiente
novia fue muy guapa también.
Pero ella era el opuesto de la anterior. La otra, era muy segura de sí
misma, esta… muy insegura. Y me quería controlar.
Por ejemplo, por cualquier tontería hacía sus pucheritos
de niña enojada. Se volteaba y se cruzaba de brazos sin decir palabra.
Y si no le decía nada me decía… “¿No
me abrazas?” y ya que la abrazaba, se volteaba otra vez haciéndose
la enojada, hasta que la mimaba.
Ella me comentaba: “Yo siempre controlo mis relaciones. Yo decido
quien va a ser mi novio y cuando tenemos sexo”.
Te he de confesar que ella se me declaró. Y aunque me gustaba
mucho, tenía a otra “candidata” en mente y se lo dije.
Me respondió con tal determinación que deseaba ser mi novia
que me dejó aturdido y finalmente acepté, no muy convencido.
En realidad no me arrepiento, ya que fui muy feliz con ella.
Los problemas comenzaron. Yo la dejaba ser ella misma, con sus innumerables
defectos… ella me quería cambiar casi por completo.
Y eso fue estresante para mi. Me di cuenta que ella no estaba enamorada
de mi, sino de una imagen que tenía de mi antes de conocerme en
el noviazgo. Yo también tenía de ella una imagen muuuy diferente.
Pero aprendí a cambiar mi forma de pensar, a no controlarla y a
dejarla ser ella misma. La quise mucho como era, a pesar de sus defectos.
En esa confusión amorosa, tomé un curso con Rosa Argentina
Rivas Lacayo, prestigiada Psicóloga mexicana. En el descanso de
su curso, me uní a la fila de personas que deseaban hacerle consultas
personales.
Cuando tocó mi turno le platiqué la historia con mi novia.
Y su respuesta ha sido una de las más reveladoras que haya recibido
jamás: “Las personas cuando tiene baja autoestima, buscan
desesperadamente un objeto amoroso al cual aferrarse. Y tú en estos
momentos eres ese objeto”. También le dije que a ella le
gustaba mucho que la abrazara… pero que era en un grado mucho mayor
grado que con mis anteriores novias “Eso es precisamente porque
tiene una autoestima muy baja, ya que sus padres no le dieron el amor
que necesitaba cuando era pequeña. Y busca en su pareja el compensatorio
del amor que no recibió de sus padres”.
Eso era cierto. Ella me platicaba que sus padres no le manifestaron mucho
amor. Que su padre no le hacía caso desde niña. Que no tenía
fotos de cuando era chiquita, porque sus padres no se las tomaron. Que
en su cumpleaños, no le festejaban.
Y finalmente, cuando le había dado las gracias y me había
alejado un par de pasos, me detuvo abruptamente del brazo. Y me dijo,
con la mirada fija en mi: “Y esas personas pueden cambiar rápidamente
de objeto amoroso”.
Me cayó como un rayo la respuesta, pero agradecí su sincero
interés en mi.
Me quedaba claro que ella necesitaba ayuda profesional y que yo corría
peligro de ser cambiado por otro.
Era una mujer que se veía con la mayoría de sus ex novios
y tenía una enorme facilidad para relacionarse con hombres, ya
que lo hacía en mi mismísima cara.
Alguna vez me dijo con claridad que había pensado en serme infiel,
pero que se había detenido porque me quería.
¡Suficiente! Decidí terminar con una relación con
tantos problemas y que empezaba a afectarme negativamente en el rendimiento
de mi trabajo y en mi bolsillo.
Desperté: “Edgar ¿Qué tienes baja autoestima
o que te pasa? ¿Por qué tienes que tolerar una relación
tan destructiva? ¿Qué piensas que no vas a encontrar a otra
mujer o qué? Con cualquier otra chica vas a estar mucho mejor.
Tienes con qué conseguir otra, no estás tan feo y eres sincero
¡que ganas de estar sufriendo!”.
Recordé que yo era el que le había dado una oportunidad…
no ella a mi. La acepté. Ella era la que estaba bajo prueba. Y
la reprobó.
Me sentí con una enorme paz cuando terminé esta relación.
Sin darme cuenta, me había metido en un remolino emocional negativo
sin salida. Salir de esta relación fue como ver la luz del día
otra vez.
Fue un alivio…
Te platico mi historia, para que sepas que tu pareja puede tener circunstancias
que la orillen a ser tan controladora y hacerte sentir culpable. Pero
no te sientas responsable de su vida. Tu pareja es la que tiene que arreglar
sus problemas. No tú.
¡Que ganas de estar sufriendo! Si la relación te da más
tristezas que alegrías… pues cambia como yo lo hice.
No permitas que nadie te haga sentir culpable de sus problemas.
Cuando comprendes que tu pareja utiliza la culpabilidad en ti para controlarte,
sabes que lo hace porque es insegura.
Si sabes que es insegura, es por que tiene baja autoestima.
Y si tiene baja autoestima, ella tiene que trabajar para mejorarla. Tú
no puedes hacerlo por ella.
Me he dado cuenta que la mayoría de las personas difícilmente
cambia durante su vida.
Si después de hablar con tu pareja y explicarle como te sientes
no cambia… dile adiós.
Encontrar a alguien que quiera cambiar su forma controladora de ser,
es encontrar una aguja en un pajar. Pero aún así hay esperanza.
Es importante el grado de comodidad que sientas con este problema de
tu pareja. Puedes simplemente elegir ignorar sus intentos por controlarte
sin confrontarla, controlando tus emociones para que no te afecte.
Si puedes hacerlo así ¡felicidades! pero si no… recuerda
que el amor de tu vida puede estar esperándote a la vuelta de la
esquina.
¡Suerte!